SINIESTROS EVITABLES
Ayer volvió a lucir el sol en Barcelona. Ha pasado la borrasca, y la ciudad recobra automáticamente su actividad, su animación y su alegría.
Las gentes se lanzan a la calle, con aire optimista, para disfrutar del ingenuo, pero inefable, deleite de transitar sin ser azotadas por el ftrío y por la lluvia. ¿Aquí, no ha pasado nado? Si nos atenemos a la feroz crueldad con que el cogollo de las grandes ciudades se inhibe de los tristes harapos que, como la sombra al cuerpo, las envuelven implacablemente con el cinturón de sus suburbios, en efecto, aquí no ha pasado nada. Pero es que las grandes ciudades no las integran sólo la placentera y confortable aglomeración urbanística, las anchas avenidas, los comercios más o menos lujosos. Las grandes ciudades tienen, como hipoteca de su vivir "cómodo, la servidumbre que representa el que, de vez en cuando, aquellos extrarradios pobres y desvalidos hagan acto de presencia al estallar en catástrofe impresionante la sigilosa miseria de cada día.
Por cuarta vez, en dos años, a pocos metros de las Ramblas de Barcelona docenas y docenas de famillas pobres se hallan en estos momentos muy lejos de compartir esa alegre despreocupación de que «aquí no ha pasado nada».
Porque docenas y docenas de familias han visto arruinarse sus indigentes viviendas y sus paupérrimos enseres, por causa de esas implacables 48 horas que el, temporal ha desencadenado sobre la ribera del Llobregat. ¡Sobre la ribera del Llobregat! ¿Pero es que no ha llegado ya la hora de pensar siquiera en defender a Barcelona, aunque no sea más que en la vida de sus habitantes más modestos, tan preciosa como la de cualquier ciudadano, por ser una vida humana, de estas furiosas crecidas deí río, en sus kilometros postreros de curso?
Añádase a ello el estrago que en el problema de abastos implica la perdida de todas esas cosechas de hortalizas que producen estas inundaciones.
Como doctores la Iglesia, las Corporaciones públicas tienen sus técnicos para definir estos peligros y para prevenirlos. No seremos nosotros quienes, desde la profunda sima de nuestra ignorancia en la materia, nos pongamos a dogmatizar acerca de la manera de defender de las crecidas fluviales los parajes contiguos - al Llobregat.
Mucho menos sentimos vocación de fiscales contra nadie. Pero cuando hoy, sobre el pavés de la actualidad, que es cada noche la platina de la imprenta, en donde palpitan casi físicamente los sucesos y las peripecias del día; cuando esta noche lo que atrae la atención del periodista es la información de cosas tan cercanas que basta con andar un par de kilómetros para contemplarlas, la conciencia nos dicta este grito, que no es una admonición, para la que nos falta autoridad, pero que es un llamamiento, para el que nos sobra sentido cristiano y humanitario. Porque con ser preciados los embellecimientos y mejoras de una gran ciudad como Barcelona no es superfluo, sino inexcusable, tomar las precauciones primarias para evitar siniestros de esta índole, que son inexplicablemente endémicos y en muchos casos irreparables
La Vanguardia 4 de marzo de 1944
La defensa contra las inundaciones
No hicimos el otro día sino abocetar el tema. Ya comprendería el discreto lector que nos habríamos de emplear más a fondo en una cuestión que juzgamos trascendental para Barcelona. Pero, ¡cuidado!, que aquí no se trata de embocar una campaña periodística al son del. viejo estilo; es decir, removedora y ruidosa para producir escándalos o cuando menos agitación sobre .un vacío de eficacias.
Trátase ahora, en cambio, de exponer honradamente y con el más desinteresado espíritu de servicio, unas ideas para que las dignas autoridades de la ciudad y provincia se sientan asistidas, en su notorio y desvelado celo, por el ambiente público que crean en todo caso los periódicos. Nos referimos a la Imperiosa urgencia del encajamiento, canalización o como quiera llamársele del río Llobregat para prevenir la repetición endémica de las asoladoras inundaciones que cada siete u ocho meses cuestan tantas lágrimas y tantas ruinas, particulares y colectivas.
Al frente de la provincia de Barcelona está, en el ejercicio de la unidad de mando que es expresión de la unidad de colaboración y de disciplina, un gobernante, ejemplar por la polifacética actividad de su talento y por la prodigiosa multiplicación de sus actividades. El nombre de Correa Véglísson quedará incorporado a la historia de Barcelona como un positivo valor en los anales de su prosperidad moral y material. Pues a esa ejecutoria, limpia e insuperable, puede añadirse el blasón que le discernirá el hecho de que, también bajo su mando, se aborde, y a ser posible se finiquite., el problema de la defensa contra las inundaciones y desbordamientos del citado río.
No se trata de intereses aislados ni de aisladas aportaciones para afrontar el grave asunto. Se trata de una típica labor de unidad y de concierto que cuadra muy bien con el criterio cardinal y los modos del Estado español, De nada serviría que cualquiera de las entidades o de los particulares afectados por la constante amenaza de las inundaciones pusiera manos a la tarea di defender su predio contra las mismas, si el colindante de aquí, o el vecino de la otra orilla o el de más allá o el de más acá, si todos en fin, no se concertasen en una obra común, para la común defensa.
Estamos, pues, ante un caso específico de unificación de esfuerzos, de voluntades y de colaboraciones. Y nadie como el gobernador civil actual de Barcelona, que a la autoridad del cargo une la de su persona y hasta la de su solvencia técnica en cuestiones de ingeniería nadie, en fin, como el señor Correa Véglisson puede asumir esta unificación, en la que no habrían de faltarle las asistencias de todo género, necesarias para que persona y función tan embargadas de tareas como las del propio gobernador no tengan que descender a la organización minuciosa de los trabajos indispensables.
Véase a título no de apuntamiento completo, porque seguramente alguna Entidad se nos olvidará en la enumeración, sino a guisa de ejemplo, la referencia de autoridades y corporaciones públicas a quienes afecta la canalización del río Llobregat, Confederación. Hidrográfica del Pirineo Oriental, Jefatura Provincial de la Hermandad de Labradores y Ganaderos, Consorcio de la Zona Franca, Jefatura Agronómica de la Provincia de Barcelona, Aeropuerto Nacional, Real Canal de la Infanta, Canal de la Derecha del Llobregat, Asociación de Arrendatarios de la Zona Franca, Ferrocarriles Catalanes, R. E. N. F. E. Campsa, de Hospitalet. Ayuntamientos de Molins de Rey, San Vicente dels Horts, San Felíu de Llobregat, San Juan Despí, San Baudilio de Llobregat, Cornellà, Prat de Llobregat, Hospitalet de Llobregat, con las respectivas Hermandades de Labradores y Ganaderos de los mismos, etc.
Añádase a estos organismos una cantidad crecida de industrias tan Importantes como la Papelera Española, y cómo otras fábricas establecidas cerca de las márgenes del río y un sinfín de propietarios particulares, cuyos intereses no son en este caso privativos de un peculio personal, sino que integran una riqueza agrícola de la que se beneficia, en definitiva, el abasto de Barcelona.
El concierto, aunado, armónico y, de seguro, emulatorio en la noble porfía de la colaboración, entre todos estos elementos, oficiales o no, pero en definitiva nacionales todos, para ponerse rápidamente al estudio y a la propuesta de soluciones prácticas y urgentes, nos parece la primaria fase de una tarea que se presenta hoy a Barcelona como inexcusable y grávida de deberes para todos.
Sería incurrir de nuevo en la peor de las indolencias ponerse a pasear al sol renacido de estos días, olvidados de las inundaciones de hace una semana y de hace Siete meses y de hace año y medio, y tan inveteradamente repetidas, pero olvidados también de la amenaza angustiosa de nuevos siniestros.
La Vanguardia 28 de marzo de 1944
ACTO EN FAVOR DE LA CANALIZACIÓN DEL LLOBREGAT
El domingo se celebró en San Baudilio un acto en pro del encauzamíento del Llobregat, organizado por la Hermandad Provincial Sindical de Labradores y Ganaderos.
El gobernador civil y jefe provincial del Movimiento y las jerarquías sindicales presencian el desfile de los labradores.
Una vista del público que asistió a los actos que se celebraron en el Ateneo Samboyano.
El Pensamiento agosto de 1946
Defensa contra las avenidas del Llobregat
El común de las gentes de nuestra población vive de espaldas a lo que sucede en el río. Por esto extrañará, seguramente, a muchos que sea tema de este comentario, los problemas que del río se derivan. Pero atentos a todo cuanto sea fomento del bienestar material, camino previo para comprender las rutas eternas, vamos a tratar de los problemas del Llobregat con el cariño que requiere.
El problema de las inundaciones, de las variaciones del cauce, de los consiguientes perjuicios, es ya muy antiguo, inherente a la misma naturaleza de las cosas, de la fuerza del agua en días de avenida y de la debilidad de las paredes naturales el cauce, de arena o de tierra, de escasa consistencia, es todo causa del presente tema.
Para Cornellà, el problema es viejo. Nos concretamos a los 35 años transcurridos desde la construcción del puente de los Ferrocarriles Catalanes, en San Baudilio, en contraposición del otro de la carretera de Cornellà a Santa Cruz de Califal, que aparece en inclinación distinta, por ser distintos también, los proyectos del encauzamiento del río en las épocas que motivaron ambas, construcciones.
Construidos los pies del primero en forma de lanzadera inclinan las aguas hacia el punto donde se quiso dirigir el río, o sea al Remolà, chocando contra las paredes de la carretera, más| concretamente sobre el cruce de la de Viladecans y S. Baudilio. Por el fenómeno del curso del agua, cual bola de billar, repercute inmediatamente dicho choque contra las tierras de. Cornellà, situadas después del puente, aguas abajo, y que son la causa de la gran curva allí existente, y de acuerdo con el fenómeno, también, de zig-zag, que suele operarse, vuelve a perjudicar en gran manera otras tierras de nuestro término.
Para evitarlo el Estado construyó obras de defensa, en dicha curva a fin de rectificar el cauce por un valor de 250.000 pesetas, aportadas por el Estado en un 75 por ciento y el resto por los propietarios afectados y el municipio. Estos esfuerzos resultaron insuficientes para contener el empuje de las aguas en noviembre del año 1943 y febrero del 44, que arrollaron parte de las referidas defensas e hizo más extensa la curva que se trataba de salvar y que de correrse aguas abajo, como es de esperar irán desapareciendo las mejores fincas de regadío que posee el término en una superficie de más de sesenta mojadas y de paso, corriéndose el cauce hacia la vía de los ferrocarriles, que como todos sabemos, discurre sobre el núcleo urbano de la población, sufriendo el terraplén de defensa la presión del agua cada día más cerca del mismo en las avenidas del río.
Cosa parecida ha ocurrido en otro sector, en los parajes llamados «Camp Pelfort» y «Casa Peixo». Tanto es así que ya hacia el año 1923, siendo Gobernador de Barcelona el general Sr. Martínez Anido, en una visita que realizó con ocasión de una avenida, viendo tan personalmente él peligro contra el término, en un alarde de eficacia en su labor, mandó construir con .urgencia las defensas Que hoy pueden verse todavía firmes y a las cuales deben muchos propietarios rústicos la salvación de sus fincas y Cornellà mucho de su bienestar.
Dé todos es recordado el acto celebrado en San Baudilio después de la última riada, pro-encauzamiento del río, pero en la práctica, poco hemos visto que responda al general anheló de ver hecha realidad el tan manejado encauzamiento, sólo sabemos que los proyectos aún no han salido a información pública. No es cosa pues, de esperar su solución y menos su realización, obra de años, y estamos de brazos cruzados viendo cómo un día u otro vayan desapareciendo nuestra principal fuente dé riqueza y ponga nuestra localidad en constante trance de peligro.
Creemos pues, sinceramente, que nuestras autoridades, Junta agraria y Hermandad de Labradores, recaben de la Sección Hidrográfica Provincial la conservación de los márgenes del río en los sitios de más necesidad, ampliando o construyendo las obras necesarias y estimular la defensa local por propietarios y arrendatarios, pues reparando pequeñas averías, se consigue neutralizar las grandes.
En cuanto al terraplén de defensa, urbana, es verdad que en estos dos años se han construido unos doscientos metros de paredes de hormigón, a nuestro juicio demasiado inclinadas, pero todavía no es suficiente y deben continuarse otras hacia el término de Hospitalet, en las barriadas de casa Mercader, pues por allí existe alguna sección muy averiada y sin orden dé continuidad. Alejar el río del núcleo urbano, sería lo ideal, por eso la defensa del terraplén va pareja con las obras defensivas de las márgenes del río. Queremos hacer constar nuestro agradecimiento a nuestro suscriptor y buen amigó, D. Cipriano García, quien en atenta visita nos ha facilitado la mayoría de los datos consignados en la presente crónica, desde luego a instancia nuestra y con el agrado de dicho señor de sernos útil en nuestro cometido.